Eiffel… Un Monumento Al Amor


Sin duda uno de los monumentos más famosos en todo el planeta es la torre Eiffel y con la llegada de los próximos juegos olímpicos en Francia, el cine francés se anda dando vuelo como colegiala. Y este es el caso de Eiffel, la historia del hombre que construyó este monumento para la posteridad.

El filme trata sobre como Gustave Eiffel habiendo finalizado su colaboración en la Estatua de la Libertad, el célebre ingeniero se encuentra en la cima del mundo. Ahora, el gobierno francés le presiona para diseñar algo espectacular para la Exposición Universal de París de 1889, pero Eiffel no está interesado. De repente, todo cambia cuando en su camino se encuentra  con una mujer de su pasado y la pasión prohibida reaviva, siendo el cimiento para esta obra monumental.

Como suele pasar en este tipo de producciones las locaciones son uno de los protagonistas principales, aunque claro como es París mucha de su arquitectura actual es la que existía en aquel entonces, no es difícil trasladarlo a aquellos años donde el acero y la maquinaria se convertían en la revolución del mundo, viajar entre las calles y ver de forma sencilla pero contundente de como se fue alzando la torre le da un toque muy especial a la historia.

Romain Duris uno de los protagonistas de Los Tres Mosqueteros, protagonista esta cinta, lo cual le viene como anillo al dedo, un joven idealista, que se levanta entorno de una burocracia y un sistema que solo reconoce a los que pueden traer fama y gloria al país , logra trasmitir ese deseo desenfrenado por la mujer que hizo todo para demostrar lo que en su corazón existía.

La historia es ágil, se va por encimita no profundiza demasiado en la construcción misma, sino en la vida del arquitecto y como esta influyó en las decisiones más cruciales como el porque tiene la forma que tiene la torre, lo cual deja en claro porqué es considerada la capital del amor y un monumento dedicado a ello.

Es una cinta romántica a todas luces más que biográfica, una cinta que busca enmarcar y recordar la grandeza del país de las artes, y como en su momento estuvo en peligro de no existir más.

No hay momentos aburridos, se te va como agua la historia, no tiene ni rellenos y ni excedentes, son las escenas justas para contar lo que se quiere. 

El diseño de vestuario, así como es de efectos especiales esta al nivel de lo que se requiere y lograr hacer de la película una logro, sin tanta parafernalia ni frivolidad.

Eiffel es una cinta para ver un fin de semana en casa y viajar a otros tiempos pero también otras latitudes, lejos del cada vez más seco Hollywood.


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