¡Madre!… Necesito Un Psicólogo

Darren Aronofsky ha hecho de su cine un ejercicio mental, esquizofrénico y bello hasta cierto punto. En cada una de sus cintas ha demostrado tener talento para hacer de las cosas más ordinarias algo inquietante. ¡Madre! es un exceso a toda su carrera, es una demostración de su talento de forma nauseabunda, hiriente y provocadora.

Esta historia habla sobre un matrimonio que vive en una gran casona. Él escritor, Ella ama de casa, resanando, construyendo y amando todo el lugar, hasta convertirlo en un Paraíso. Sin embargo una noche llega un extraño y con él una serie de eventos, que desencadenarán un orgía de imágenes de la humanidad, el caos y el fin de los tiempos.

La cinta es engañosa, pues en un principio pensamos que estamos ante una historia paranormal, error. Después la cinta va deambulando entre las sectas y asesinos en serie, segundo error. Nada parece tener sentido y a la vez uno presiente que esta a punto de venirse un diluvio, lo cual es correcto de forma figurativa y literal.

¡Madre! es una metáfora sobre Dios, La Madre Tierra y la Humanidad, aunque no lo aparenta, cada hecho que ocurre dentro de esa casa por más inverosímil, es un pasaje de la biblia, un momento clave de la creación. Evidentemente el director quiere poner el dedo en las heridas y nos muestra a un Dios aturdido por las masas, seducido por los creyentes, su obsesión por el perdón, aún a costa del ser que lo ha amado realmente y que es menospreciada por ser algo que tiene a su antojo, la Tierra.

Conforme avanza la trama, cada vez se vuelve más evidente el mensaje del director, una critica a esta entidad, tan venerada y poco conocida. Lo fascinante del material es que no tiene reparos en mostrar el lado feo de la Fe, una fe que habla de muchas cosas pero jamás explica donde quedan las consecuencias de todos los actos, a quien golpean, quien sufre por el perdón de millones.

Llegando a la recta final, pasamos de la incertidumbre y las sospechas de este relato al hombre moderno, la economía, privatizaciones, guerras, violaciones, fanatismos, masacres, la desesperanza, la violencia contra la mujer, su explotación y la muerte… Son secuencias tan irreales que cuando llega la “venida del hijo de Dios”, todo se va por el vertedero, aquí el director enloquece, quita ese manto de pulcritud e inocencia para dejar en claro que la muerte, la masacre de un niño la cual fue provocada por la misma humanidad, es lo que celebran, es lo que honran.

La Tierra golpeada, desgarrada, arrancada de sus cimientos ve como su hijo es masacrado por seres tan pequeños que no entienden el lugar en el que habitan y por tanto el caos tendrá que dar paso a la aniquilación y al final de esta historia.

La película es un ejercicio increíble de actuaciones, de decenas de extras y secuencias que convierten esta casa en la tierra misma. Una critica brillante y agresiva hacia  lo que somos y en lo que se ha convertid parte de la humanidad.

Creo que en cierta forma Aronofsky se pasó de la raya, pero también es cierto que muy pero muy pocas veces se puede ver algo así en las salas comerciales. Como un eclipse, en parte atemoriza y a la vez es fascinante, por eso estos sentimientos encontrados sobre si el filme es la pretensión absoluta de un director que siente que todo lo puede y todo lo que rueda es correcto y por otro lado un producto crudo, que no hace más que fungir como un espejo ante la deshumanización de los seres y su infinita ignorancia sobre la tierra.

No cabe duda que muchos la amarán, muchos otras dirán que es una basura la película, pero nadie saldrá de las salas indiferente y sin dejar de tener una opinión al respecto, lo cual es lo más importante.