
Y llego la tan esperada propuesta de Pixar, una película que sin duda alguna maneja matices, un visión que trata de ser fiel a la celebración del Día de Muertos en México y un giro de historia que hace que el argumento se vuelva interesante.
Coco es al fin y al cabo una historia sobre el Día de Muertos y sus significados en la cultura mexicana. A leguas se ve la “influencia” (por no decir copia) de otros materiales como El Libro de la Vida, pero a diferencia de este, trata de profundizar un poco más en la celebración y sus simbolismos.
La animación es extraordinaria, así como la forma de retratar a esta localidad de Oaxaca. Su riqueza visual esta a la altura de producciones como Ratatouille, lo cual es de aplaudirse. La música queda un poco encasillada en los sones del mariachi, que aunque en la trama es el hilo conductor, aún así hubiéramos esperado una banda sonora más rica como la de la película Frida, pero bueno, es una cinta familiar y se le perdona hasta cierto punto.
Podría describirse esta cinta en dos tiempos, y su introducción, y no me refiero al fatídico corto de Frozen, que se presenta antes de la proyección de la cinta. La primera mitad nos resulta un poco desconcertante ya que pareciera cualquier tipo de animación de cualquier casa productora con momentos de humor forzados y enfocados en su totalidad al publico infantil. Mientras que en el segundo acto viene un giro interesante en la historia, drama, intensidad y el sello característico de la casa Pixar.

COCO no es un película redonda, no es mala, es muy buena, pero va agarrando fuerza conforme se van desenvolviendo los hechos. En cierta medida Coco es un poco parecida a Wall-e. En el caso del Robot su fuerza y virtud se centran en la primera mitad del filme, cuando esta solo en la tierra y conforme vaya detrás de Eva en la nave espacial, el filme cambia su ritmo en una cinta más convencional. Con Coco es a la inversa, lo mejor esta en el cierre de la cinta.
Visualmente la producción es apabullante, salvo dos que tres detalles que no terminaron de convencernos como la ciudad de los muertos, cuando Miguel la ve por primera vez, el hecho de que estén amontonados como rascacielos y el tranvía volador, siento que estos dos elementos se acomodaron más como para tratar de deslumbrar a los niños, cual parque de diversiones, que el retratar un mundo alterno.
El Gran Vitral del Hotel de la Ciudad de México, Las Pirámides Aztecas, los Panteones, las calles estilo Guanajuato, Oaxaca, Las Catrinas y la época Porfiriana, son el gran logro de la cinta, una mezcolanza que cuadra perfectamente y escenifica el imaginario colectivo mexicano, lo cual tiene grandes posibilidades de estar en los Premios de la Academia el siguiente año.
Otro de los grandes aciertos de la producción son los iconos de la cultura popular, tales como Diego Rivera, El Santo, Cantinflas, Pedro Infante y Jorge Negrete y Frida Kahlo, son entrañables. Y es precisamente Frida quien se roba la cinta de forma involuntaria, tanto por su confección visual, como el tipo de participación que tienen en la misma, sin duda de lo mejor y no porque este de moda actualmente.
Sin embargo el gran valor o aportación de COCO a diferencia de El Libro de la Vida, es que hace un enorme hincapié sobre las Ofrendas de Día de Muertos y la Importancia de recordar a quienes nos acompañaron en esta vida. Es a mi forma de ver lo más trascedente del filme (independientemente de los litros de lagrimas al cierre), debido a que invita a los mas pequeños a retomar esta tradición, los acerca y les hace entender la importancia de las familias.
3 respuestas a «Coco… En México Nadie Muere Realmente»