DF
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Llegó la tan esperada adaptación del videojuego Warcraft, con una mezcla de efectos especiales y actuaciones de medio pelo, que cumplen con el fin de entretenernos.
La cinta nos narra como una tribu de Orcos se une a las fuerzas del mal, para invadir un mundo paralelo el cual es gobernado por el hombre. En este guerra sin cuartel los dos bandos tendrán que salvar a sus propias familias, así como hacer frente a una entidad que corrompe todo lo que toca.
La historia no presenta mayor sorpresa que la que nos promete desde un principio. Lo mejor de esta producción es el diseño de los escenarios los cuales sin ser un experto en el mundo game, nos trae el diseño de castillos bastante prometedores, así como el estilo de pelea de los magos, que es lo más llamativo del filme.
Las actuaciones son tibias, divierten y hasta ahí. Sobre el ritmo de la trama podemos decir que es buena, pues nos entrega escenas de acción intensas, así como momentos de diversión sin ser una genialidad.
Podemos ver que los productores han dejado abierto e interés de que haya más películas de este material, lo cual no dudo quieran mínimo convertir en una trilogía. Lo cual a todas luces depende del desempeño en taquilla para ver si tendremos una segunda parte.
Desafortunadamente el filme va muy enfocado al grueso sector de fans del videojuego, dejando a un lado aspectos cinematográficos que podrían atraer nuevos fans al universo Warcraft.
En conclusión, esta cinta viene a tratar de hacerse con una cuota de los cientos de fans que han quedado descobijados con el fin de El Señor de los Anillos y Harry Potter, lo cual dudo que pase, pero habrá algunos que vean la película por pura curiosidad.
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