

Uno de los libros más populares de la literatura francesa hace su arribo y como siempre he dicho, solo los franceses saben contar sus propias historias, pues mientras allá en un lejano 2002 Hollywood hacia una adaptación con toda la parafernalia que nos tiene acostumbrados a derrochar, en esta nueva versión nos adentramos en un dramón, que ni las telenovelas del canal de las estrellas tenían en sus mejores épocas (risas)..
La historia nos cuenta cómo los sueños del joven Edmundo Dantés están a punto de hacerse realidad. Podrá casarse con el amor de su vida, y tener el trabajo soñado. Pero su éxito inspira celos desde varios frentes. Traicionado por sus rivales es encarcelado en el Castillo de If sin esperanza alguna. Tras catorce años de instrucción secreta Dantés consigue escapar y hacerse con el legendario tesoro escondido en la isla de Montecristo. Ahora, con una enorme fortuna, urde un plan extraordinario para vengarse de todos aquellos que lo arrebataron de los brazos de su amada y de su felicidad.

No les estoy quemando trama, todo mundo sabe que es una historia de venganza, la gran diferencia es como se van urdiendo los planes para poder hacer una revancha que ponga fin a todos sus enemigos y lo haga libre no solo del plano material sino también en el espiritual.
La historia tiene una duración algo larga pues se toma su tiempo para introducirnos a este joven , sus momentos felices y como poco a poco va cayendo en la desgracia. A pesar de ser una historia muy larga y con varios momentos clave, se te va como agua. Una de las cosas que tiene a favor del filme, es que logran rescatar los momentos claves, desarrollarlos lo mejor posible e hilarlos de tal forma que los hechos van sucediendo uno tras otro, dando a la trama un ritmo vertiginoso.

El elenco esta muy bien en lo general y cada una de las actuaciones nos regalan personajes verdaderamente despreciables que logran que el publico reviente en vítores cuando por fin Edmon asume su identidad como El Conde de Montecristo, ante los ojos de dios.
A pesar de que la cinta se divide en tres actos o se siente que esta así contada, la transformación del joven Dantes es gradual y realizaste, respeta muchos de los artificios de la novela literaria lo cual se agradece y las formas en como son postradas cada una de las trampas hace que la gente se lleve las manos a la boca por el asombro. No porque sean castigos de sangre y violencia, simplemente porque es una historia a la vieja escuela, donde la deshonra y el “que dirán” podían destruir carreras, y en cierto modo es gracioso, al ver que estos mismos escándalos siguen haciendo reír y emocionar al publico que es testigo de esta revancha.

Visualmente la cinta esta muy bien, no cae en escenarios estrafalarios, conserva el espíritu de la época y lo que en que entonces se estilaba, así como sentirnos transportados a estos tiempos de porte y refinada frivolidad.
Sin embargo lo que hace que todo gire, es la venganza en sí de Montecristo, debido a que no es una venganza a lo pendejo ni a lo loco, sino se busca reflejar cómo cada de uno de los involucrados están condenados, desde el momento en que la vida de Edmon fue truncada. Es muy emocionante ver cómo este sentimiento va permeando cada paso, cada pensamiento de su protagonista y más aún que todo a su alrededor se conjuga para tener su venganza, no por amor, sino para poder redimirse al fin.

Me queda claro que esta nueva versión de El Conde de Montecristo es una de las mejores que he visto en mi vida, me tuvo al filo de mi asiento, hizo que me emocionara y el aliento se me cortará en algunas secuencias (cof! Cof! La casa embrujada cof!). Junto con las películas de Los Tres Mosqueteros que salieron tanto el año pasado como este, me queda claro que estamos ante producciones cinematográficas de altos vuelos y que nos deja en claro con cachetada de guante en blanco porque los Clásicos son LOS CLÁSICOS.
Corran a verla.
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