

Si bien es cierto que Francis Ford Coppola ha sido uno de los directores más aclamados y quienes dieron forma al cine moderno junto con otros tantos, con su nueva película Megalópolis, deja en claro que el ocaso de lo que una vez fue la Meca del Cine ha llegado, junto con el país al que representa.
La película trata sobre de un ambicioso arquitecto, en un futuro distópico donde Estados Unidos es una especie de Roma Moderno, mientras que la destrucción de la ciudad de Nueva York, convertida en ruinas, mira sobre la posibilidad de reconstruirla y crear una versión utópica de la ciudad. Sin embargo, sus planes se contraponen con los del alcalde de la ciudad, quien tiene sus propias ideas de reconstrucción.

Se podría decir que estamos ante una fabula mezclada con una narrativa al estilo los Diez Mandamientos, si, esa mítica película que pasan cada que es semana santa y sigue encantando por como se abrió el mar rojo, con efectos que si bien se ven algo envejecidos siguen gustando mucho (risas).
No se si sea la intención de crear una odisea visual y narrativa para las nuevas generaciones que la producción no termina por convencer. Visualmente es apabullante, sin embargo muchas de las referencias a las que hace el director puede que no se entiendan, lo que provoca que mucha de la audiencia salga sin entender muy bien que pasó.

Es una fabula que toca temas como la gentrificación y como las luchas de clases se dan no solo en una ciudad o en un país, sino también a nivel mundial. Pero más allá de todo eso, es ver como las mismas familias, los mismos grupos que han gobernado y se mueven en esferas muy altas, son quienes buscan la lucha perpetua por el poder, disfrazandose y utilizando a la gente según convenga a sus intereses.
Lo anterior suena muy bien, sin embargo en la ejecución se disuelve todo. Si bien estamos ante una sociedad indolente e hiper superflua, eso no justifica que el filme se sienta hueco, como prefabricado, no fluye con naturalidad y más bien se siente como una película preconcebida para buscar premios y reconocimientos, sin embargo no se logra, pues nada sorprende, nada te deja pensativo, no hace una conexión real con las audiencias y para muestra está el tibio recibimiento en las salas de cine.

A veces pienso que esta cinta esta hecha para mandar un mensaje oculto a los grupos dominantes de Estados Unidos, pero esas son solo ideas conspirativas y que estoy seguro que muchas de ellas tampoco entendieron (risas).
El elenco es una pasada, pero todos en general están muy grises, nadie realza realmente y esta no es una película que brille por alguna actuación en particular. Pareciera que ni los mismos actores y actrices saben de que iba este asunto en realidad. Solo se apuntaron porque era Coppola el director.

Los efectos especiales están bien, así como la musica, el vestuario y el diseño de arte, pero en general es eso y nada más.
En resumen Megalópolis es una clara muestra de la decadencia que sufre Estados Unidos actualmente y no porque de eso vaya la trama, sino que a la meca del cine, se le ha agotado el ingenio y la creatividad, por lo cual cada vez recurren a más a directores extranjeros para mantener el interés del mundo en este lugar. Es una fábula bastante acertada pero tibiamente ejecutada y que solo es el ocaso en la carrera de este gran director.
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