

Con estas modas no tan pasajeras donde ya las líneas que dividían un género de otro se han difuminado, llega esta propuesta que no solo es un romance entre dos personas, sino es una suerte de thriller psicológico paranormal, donde el amor es lo último que importa.
Una noche, en su torre de departamentos casi vacía en el Londres contemporáneo, Adam tiene un encuentro casual con un misterioso vecino, Harry, que viene a romper con su monotonía. A medida que se desarrolla una relación entre ellos, Adam se preocupa por sus memorias y se siente atraído de vuelta a la ciudad suburbana donde creció.

De entrada el filme no es como uno lo espera, si bien es una historia de dos personas que se encuentran casualmente y en un principio todo se siente plano y predeterminado, lo cierto es que conforme vaya avanzando la trama, nos daremos cuenta que este no es un relato tan simple como lo pintaban al principio.
La cinta puede que en ocasiones se sienta lenta, pues trata de anclar las emociones del personaje con cada uno de las personas que lo rodean para que llegado el desenlace causen el efecto supuestamente esperado (el cual no se logra realmente), sin embargo creo que un punto flaco son las historias mismas, desde mi punto de visto no hay química alguna entre los dos jóvenes-maduros lo cual es preocupante, ni entre sus recuerdos del pasado, todo se siente muy frío y sin emociones, lo cual se siente más preocupante.

La película no es mala y tampoco es pretensiosa pero hay ocasiones que cansa por tener lugares comunes y por sentirse como una especie de historia aspiracional donde puede que muchas personas se sientan identificados y a la par proyecten una relación parental que tal vez nunca tuvieron como le pasa al protagonista y aun más el como termina.
Fuera de las actuaciones que son más planas que una mesa, lo cierto es que la forma en como se desarrollan estos sucesos entre paranormal y thriller es lo que hace que la producción no se hunda en bostezos, de forma sencilla y contundente logran engancharte, teniéndote al tanto sobre qué es lo que está pasando y qué pasará después.

Lo que sea de cada quien el director tiene talento y creo que si se dedica a historias de terror o suspenso, le quedarán muy bien, porque realmente con Todos Somos Extraños, logra unas secuencias que te deja atrapado, incluso con el final que sientes que es demasiado apesadumbrado para el protagonista.
En resumen, si esperaban que este filme fuera una historia de amor, no va a pasar, eso es lo que menos importa. Habrá quienes se sientan los hipsters (¿todavía se dice Hipster? Mmm, no lo sé) y ya quieran tener algo como estos dos jóvenes-maduros y sentirse únicos y detergentes (ridis), pero equis, no es nada memorable, una anécdota y una cinta más a una larga lista de historias con potencial.
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