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En esta historia México se ha hecho con una tecnología, en la cual cada persona tiene a un doble, “embotellado” por ahí y que cada vez que uno presente algún tipo de emoción como ansiedad, enojo o tristeza, podrá cómodamente conectarse a un servidor y mandar todo esto a su “clon”.
La idea original de esta trama es a mi ver muy buena, pues ademas de eso, lo que quiere de hacer el director es tratar los diferentes matices que conllevan este tipo de tecnologías: Eticas, morales, económicas y sociales.
Sin embargo un factor que es determinante es esa poca experiencia que hay en este tipo de historias, y por no decir el económico, pues la cinta se ve y se escucha pobre. Ademas de que muchos actores están mas verdes que el liquido donde están metidos los “Depositarios”.
No obstante esto no lo hace mala, simplemente convierta esta película que tiene un verdadero potencial, en algo dominguero. En parte por la falta de una buena dirección, tanto actoralmente como también los escasos recursos que aquí se manejan. Parece que estamos viendo una película de los Almadas.

Fuera de esto la cinta se desarrolla de forma interesante, dando tibios giros de tuerca pero que hacen que no sea tan simple como parece.
Quienes nos entregan una muy buena actuación son Alejandra Ambrosi y Gustavo Sánchez Parra, que se toman muy en serio su papel y que le dan cierto peso a la historia. Porque hay otros como Jose Carlos Montes que le resta seriedad al asunto y parece que estamos en un ensayo de escena de primaria.
Con todas sus carencias, la película tiene la atención de quien la ve, no es aburrida. Algunas veces con momentos involuntarios de humor, pero logra contra todos los pronósticos de lo ambicioso del proyecto darnos una trama entretenida y hasta con momentos de reflexión.
Vale la pena pagar el boleto, pues este es el cine que falta de apoyo, pues son grandes ideas que nadie ha sabido rentabilizar.

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