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Llega la segunda entrega de la Saga Silent Hill, prometiendo desde un inicio ser mas oscura y sangrienta que la anterior. Lo cierto es que es una historia improvisada, poco imaginativa y que sirve para pasar el rato, pero lejos esta del buen sabor de boca que dejo la primera parte.
La trama va de la niña que en la anterior parte que fue rescatada, esta ahora bajo la custodia de su papa; mientras ambos intentan huir del recuerdo de este lugar. Sin embargo, la joven tiene que regresar a este “pueblo” (si no, no habría historia) y desentrañar el nuevo misterio que la persigue.
Los efectos cumplen y también los “monstruos” que parecen ya una mezcla con los de Resident Evil. Sin embargo la historia es tan forzada y carente de sentido que es un vil pretexto para anunciarnos al final, que habrá una tercera entrega.
El filme trata de hacernos brincar con trucos ya gastados, son predecibles y le quitan ese halo de maldad que tenia en un origen la película. Convirtiendose oficialmente en una cinta gore, sin oficio ni beneficio y busca desde ahora incrementar su numero de secuelas y el de recaudación.
Como anteriormente comente es un producto fácil de digerir, entretiene pero es poco memorable. Ha perdido de un jalón su frescura y hay que ver que nuevas locuras se sacan debajo de la manga, los escritores de esta franquicia.
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